24 noviembre, 2011

THIS IS 35...

Treinta y cinco. ¡Jolines! parece que fue ayer cuando terminé la universidad y ya han pasado más de 10 años. Cuando era pequeña solía pensar que estaría haciendo a los 25 años, ¿y a los 35?, pensar más allá me parecía difícil, porque era obvio que más de 35 era... ¡¡MAYOR!! y cuando eres adolescente huyes de pensar en "tu vejez". Pues en todos mis pensamientos jamás imaginé que los 35 los cumpliría en New York, la ciudad de los rascacielos. Y la verdad es que ha sido un cumpleaños especial repleto de pequeños detalles geniales. 

El fin de semana anterior a mi cumpleaños tuvimos una comida en casa de una compañera de la facultad, una amiga Koreana que nos invitó a su casa a probar un menú típico de su país. Y todos los que asistían a la comida se pusieron de acuerdo para hacerme un regalito y me sorpredendieron con una original tarta de cumpleaños en forma de taza de capuccino.

El día de mi cumpleaños fue divertido. Cuando llegué a clase mi compañera española les dijo a todos que era mi cumple y la profesora nos hizo poner de pie, en círculo y les pidió a todos que me cantaran el "Happy Birthday", así que de pronto me pareció que cumplía 15 años y estaba en el patio de mi instituto con todas mis amigas rodeándome. ¡Había olvidado la experiencia! Por mi parte yo había comprado chocolatinas y las repartí entre mis compañeros (como cuando estábamos en el colegio), fue divertido. Además varios de mis compañeros me trajeron regalos, más majos... Unos pastelitos de Magnolia Bakery, una pulsera de plata, un té chino de jazmín... ¡Me encantó!

Luego Fer me llevó a cenar a un italiano muy romántico, con velas en las mesas y horno de piedra. El ambiente era fantástico y tuvimos unas horitas muy agradables.

El sábado 12 llegó la parte "fashion" del cumpleaños. Mi hermana me había regalado un crucero nocturno alrededor de la isla de Manhattan, con cena, vino y baile. La experiencia estuvo bastante bien, la mayoría eran "visitors" pero el crucero nocturno mereció la pena. Nuestra mesa estaba muy cerca de los ventanales e íbamos viendo el skyline de Manhattan...

 
Además podías levantarte de la mesa y salir a la cubierta a disfrutar mejor de las vistas, cosa que hicimos al llegar al lado de "Lady Liberty", para poder verla más de cerca. Estaba preciosa, tan iluminada, tan enorme... ¡El pedestal es casi tan grande como ella!

La cena estuvo bien, los primeros platos estaban bastante ricos (pudimos elegir de un menú variado) y los segundos eran un poco irregulares, pero yo pedí uno que estaba riquísimo,  Fer no tuvo tanta suerte, pero como él se lo come todo no hubo problema. Mi postre, como no podía ser de otra manera, fue una New York Cheesecake.

El paseo en barco es muy recomendable, nosotros ya lo hicimos hace cuatro años de día, y esta experiencia nocturna nos encantó. Terminas de cenar, subes a cubierta y te encuentras entre medias de Manahttan y Jersey City, con sus edificios iluminados, la brisa acariciándote en la cara y unos sofás comodísimos desde donde contemplar toda la ribera. Además en cubierta se podía oir la música que había en la zona de baile, así que Fer y yo pudimos "bailar pegados" una canción romántica.

Y de esta forma los 35 fueron llegando y pasaron. Ha sido una semana de celebración que creo que nunca olvidaré.

04 noviembre, 2011

HAPPY HALLOWEEN!!!!

Os aseguro que no basta con verlo por TV o con mirar la página web (www.halloween-nyc.com), meterse de lleno en el día de Halloween en este país es una EXPERIENCIA. Por supuesto, esto no se prepara en unas horas, llevamos casi un mes viendo transformarse la ciudad para tan americana fiesta, bueno realmente Halloween es una fiesta Celta, pero con la magia del marketing se convirtió en lo que es hoy gracias a los estadounidenses.
 
Mi primera sorpresa fue abrir el correo y encontrarme que la tienda de animales donde compramos el pienso de Kira y Tula, me enviaba un bono descuento para descubrir esto que estáis viendo a la derecha... ¡sin palabras!

A los pocos días, nos anunciaban en la facultad que con motivo de Halloween se iba a celebrar una fiesta para todos los estudiantes la tarde del 30 de octubre (bueno tarde, la fiesta era de 15h a 17h, pero lo que estos neoyorkinos llaman tarde es otra historia que debe ser contada en otra ocasión). "Bueno -pensé- al menos los miles de dólares que pago por estudiar en esta universidad merecerán la pena si tenemos una fiesta gratis..."
Claro que no pensé yo que se lo iban a tomar tan en serio. Alucinada me quedé cuando la semana antes de Halloween, la profesora de los lunes nos dijo que podíamos ir disfrazados a clase si queríamos. Osea que entre que la tienda de mascotas me hacía descuento en disfraces para mis gatas y mi profesora me dejaba ir disfrazada a clase todo empezaba a apuntar hacía una dirección sin salida... ¡DISFRAZARSE!

La nieve me salvó de mi primera fiesta de disfraces, con los compis de Fer, en un club bastante chulo donde la única condición para entrar era ir disfrazado. Pero la fiesta era el sábado 28, el día de la gran nevada, así que la niña segoviana se rajó. Pero el niño almanseño se adecentó y se marchó de fiesta. Y cuando digo se adecentó es que se puso muy, pero que muy guapito, y sino juzgadlo vosotros mismos.

Todo hecho un gentelman inglés del siglo XVIII y además de estar muy guapo iba bien pero que bien abrigadito, porque ese día hacía una rasca en esta ciudad...

El domingo volvió a lucir el sol y mi pensamiento de ir a la "Parade" de Manhattan en el Village me volvió a parecer una buena idea. Así que el lunes me levanté media hora antes para maquillarme de forma adecuada con el día. Salir de casa a las 8h de la mañana y encontrarme niños disfrazados fue todo uno, el ambiente señalaba una única dirección: H A L L O W E E N
La clase fue divertidísima, leímos a Poe, la profesora nos trajo caramelos, algunos iban disfrazados (el mejor un compañero que se disfrazó de teletubi). Y después de las clases nos fuimos a la fiesta en el aula 236 (que es el aula donde ocurren todos los eventos que se hacen en mi edificio). La decoración fue la caña y todos íbamos muy... acorde con la temática.

Fue un rato divertidísimo, y yo por un momento pensé que me estaba convirtiendo en la novia de la muerte, tan blanquita, tan de negro y tan cerca de ella...

Pero entre que si la muerte es un poco "fría", que si está más en los "huesos" que Fer y que mis compañeras de clases me reclamaban... Finalmente cambié mi plan y me hice con el único artículo que me faltaba para convertirme en lo que de naturaleza siempre he sido un poco... una brujita a contraluz ¡con su gorro incluido! Gorro, que por cierto, no tenía desperdicio, si presionabas una parte del ala cantaba: "Happy Halloween!"